Testimonios (3) Otra muestra de valor


Se llama Toñi, tiene su residencia en Madrid (España) y como se puede comprobar, tiene gran valor además de gracia.
 
Hola a tod@s!
 
 He conocido este blog hace poco y quiero contaros un poquito de mí para que veáis cómo ha sido mi vida. Nací con AMC y ya, desde pequeña, empecé a luchar y pelear por mi vida. Los médicos le dieron una mala noticia a mi madre y no daban nada por mí. Me bautizaron enseguida y mis pobres padres lo pasaron fatal. Pero ya nací “rebelde” y dispuesta a seguir adelante. Me escayolaron desde pequeñita una y otra vez, mi abuelo me hacía (junto a mi madre) ejercicios de rehabilitación y cada dos por tres visitas a los hospitales. A los dos años comencé a caminar tras el empeño de mi abuelo. No me gustaban las muñecas pero si un Niño Jesús que tenían mis padres; mi abuelo lo ponía en una silla y cuando ya casi lo iba a coger ¡Zas! Mi abuelo retiraba un poquito más la silla. Así empecé a caminar.
 
Antes no se daba importancia a la rehabilitación pero sí a las cirugías. Fui al cole como una más con mi hermana, jugaba y era un “bichejo” haciendo toda clase de trastadas. Hice mi primera Comunión y, poco después, fui a un hospital en Santander durante casi tres años durante los cuales mis padres (entonces agricultores-ganaderos sin seguridad social para costear mis tratamientos) iban a visitarme siempre que podían desde Salamanca.
Siempre he caminado sin bastones y me recorría diariamente 5 kilómetros para ir al gimnasio porque no quería ir en el microbús del Sanatorio. Me encantaba andar y pasarlo bien. Tenía un montón de amig@s y después de comer en vez de echarme la siesta me iba con ell@s detrás del Sanatorio (ubicado en Pedrosa-Santander)  para tomar el sol en la playa o jugar. Al fin, durante un permiso que me dieron por el día del Padre para pasar un mes con mis padres en mi casa en Salamanca y viendo lo " a gustito" que se estaba con mi familia, decidí no regresar.
Tenía 12 años y dije que mi cuerpo era mío y que no volvería allí. Así que mis padres empezaron a traerme desde Salamanca a Madrid para continuar con mis tratamientos. Me recorrí el Hospital de la Paz, Ramón y Cajal, ….Pero todo valió la pena.
 
 Me hice una mujercita “peleona” y luchadora. Me marqué muchas metas en mi vida y las he ido alcanzando una a una. Nos trasladamos a vivir a un pueblecito de la zona norte de Madrid. Fui al cole público, saqué excelentes notas, pasé al Instituto de Bachillerato con muy buenas notas y decidí ir a la Universidad para lo cual tenía que coger diariamente hasta cuatro o cinco autobuses, hice mis prácticas y me diplomé en Trabajo Social. Me saqué mi carnet de conducir, después de currármelo con los Médicos de Tráfico. Enseguida empecé a entregar Curriculums Vitae y a los tres meses de acabar la carrera ya estaba trabajando.
 
 Lo primero que hice fue ir al Centro Base concertando una entrevista con el Director y presentando un escrito para cambiar el dictamen de mi Certificado de Minusvalía en el que ponía “subnormal”, algo con lo que yo estaba profundamente indignada. Y lo conseguí. Después puse en su sitio a más de un compañero mío en los distintos sitios en los que había Trabajadores Sociales porque las personas tenemos Derechos (también obligaciones, claro) y jamás hemos de aguantar que nadie nos menosprecie por tener “capacidades” diferentes. Así me fueron conociendo en distintos ámbitos de la Administración Pública.
 
 En el año 95-96 monté una empresa privada, una de las primeras especializadas con un equipo multidisciplinar (Trabajadora Social –yo-, Psicóloga, Médico, Arquitecto, Abogado) para atención de personas con discapacidad física, Mujeres y Personas Mayores. Nos contrataron enseguida para desarrollar Proyectos Europeos –HORIZON-. Aquí estuve tres años y fundamos la Asociación de Empresas con Sensibilidad Social –AESS- para dar cobertura a empresas que quisieran hacer proyectos encaminados a estos fines. Después, por diversas causas, dejé la empresa y la Asociación y me contrataron en una Consultora privada a la vez que, por la noche, trabajaba en una Residencia de Personas Mayores de la Comunidad de Madrid como Auxiliar de Control…
 
…Me casé, tuve una preciosa hija sana y ya una mujercita de trece años a la que he criado yo sola porque el papá decidió marcharse de casa para regresar con la mami, compré mi casa, tengo mi coche, han seguido operándome de vez en cuando y los médicos que me tratan me conocen bien y saben que me encanta el buen humor y ayudar siempre a quien pueda necesitar una “mano” amiga. Sigo teniendo mis amig@s, me encanta la marcha, soy muy activa y, creo, que jamás dejaré de luchar por lo que considero justo en la vida que Dios y mis padres me han dado. La fe en mi vida es fundamental y mis amig@s y familia también. Vivo con mi hija y participo activamente en cada uno de los retos que la vida pone a mi alcance. Se me olvidaba, camino sin bastones ni andador, tengo afectadas manos, codos, columna, pies y rodillas y, evidentemente, aunque me gustaría esquiar, patinar sobre hielo, montar en bici con mi “niña” no puedo pero en la vida hay muchas más cosas  para disfrutar a tope. Lo importante es ¡No rendirse jamás! Y la vida siempre te recompensa. Un abrazo a tod@s y a seguir adelante porque nos lo merecemos.

3 comentarios:

Carmita Trujillo dijo...

me parece excelente tu lucha eso me lleno de valor para seguir con mi nieta y no mirar con ojos de pena

Anónimo dijo...

de verdad k me haces ver mil cosas. a veces quiero tirar la toalla con este artrogriposis. gracias me has dado esperanza y fe

Anónimo dijo...

La vida nos da tantas pruebas, me parece un sueño tu vida, tu forma de ver la vida y salir adelante es de admirar, me a sido difícil seguir adelante con mi hija, pero ahora se q nada es imposible, siempre q Decidas superar los obstáculos.